Los Geniecillos Holgazanes
Erase unos duendecillos que vivían en un lindo bosque. Su casita pudo haber sido un primor, si se hubieran ocupado de limpiarla. Pero como eran tan holgazanes la suciedad la hacía inhabitable.
-Un día se les apareció la Reina de las hadas y les dijo:
Voy a mandaros a la bruja gruñona para que cuide de vuestra casa. Desde luego no os resultará simpática...
Y 'llegó la Bruja Gruñona montada en su escoba. Llevaba seis pares de gafas para ver mejor las motas de polvo y empezó a escobazos con todos. Los geniecillos aburridos de tener que limpiar fueron a ver a un mago amigo para que les transformase en pájaros. Y así, batiendo sus alas, se fueron muy lejos...
En lo sucesivo pasaron hambre y frío; a merced de los elementos y sin casa donde cobijarse, recordaban con pena su acogedora morada del bosque. Bien castigados estaban por su holgazanería, errando siempre por el espacio...
Jamás volvieron a disfrutar de su casita del bosque que fue habitada por otros geniecillos más obedientes y trabajadores.
Fin
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roer
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jueves, 11 de octubre de 2007
Secreto a Voces
Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un secreto.
-Qué hablabas con el Gobernador?
-le preguntó a su padre, después de observar una larga conversación entre los dos hombres.
-Estábamos tratando del gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar en el Ayuntamiento. Pero es un secreto y no debes divulgarlo.
Gretel prometió callar, pero a las doce del día siguiente estaba en la plaza con todas sus compañeras de la escuela para ver colocar el reloj en el ayuntamiento.
¡Ay!, el tal reloj no existía. El Alcalde quiso dar una lección a su hija y en ver-dad que fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron mofándose de ella duran-te varios años. Eso sí, le sirvió para saber callar a tiempo.
Fin
Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un secreto.
-Qué hablabas con el Gobernador?
-le preguntó a su padre, después de observar una larga conversación entre los dos hombres.
-Estábamos tratando del gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar en el Ayuntamiento. Pero es un secreto y no debes divulgarlo.
Gretel prometió callar, pero a las doce del día siguiente estaba en la plaza con todas sus compañeras de la escuela para ver colocar el reloj en el ayuntamiento.
¡Ay!, el tal reloj no existía. El Alcalde quiso dar una lección a su hija y en ver-dad que fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron mofándose de ella duran-te varios años. Eso sí, le sirvió para saber callar a tiempo.
Fin
El Emir Caprichoso
Hubo una vez en un lugar de la Arabia un emir sumamente rico y muy caprichoso en el comer. Los mejores cocineros de la región trabajaban para él, forzando cada día su imaginación para satisfacer sus exigencias.
Harto ya de tiernos faisanes y pescados raros, un día llamó a su cocinero jefe y le dijo:
-Ahmed, voy a pedirte que me busques algún manjar que no haya probado nunca, porque mi apetito va decayendo. Si quieres seguir a mi servicio, tendrás que ingeniarte cómo hacerlo.
-Si me ingenio y logro sorprenderos, ¿qué me daréis?
Aquel gran glotón, repuso:
-La mano de mi bellísima hija.
Al día siguiente, el propio Ahmed sirvió al Emir en una bandeja de oro, el nuevo manjar. Parecían muslos de ave adornados con una artística guarnicíon.
Comió el Emir y gritó entusiasmado:
-¡Bravo, Ahmed! Esto es lo más exquisito que he comido nunca. ¿Puedes decirme qué es?
-El loro viejo que conservabais en su jaula de plata, señor.
-Tunante! Me has engañado. ¡No te casarás con mi hija!
El Gran Visir intervino en el pleito. Y puesto que el Emir había proclamado que el manjar era exquisito, sentenció a favor del cocinero, que fue dichosísimo con su hermosa princesa.
Fin
Hubo una vez en un lugar de la Arabia un emir sumamente rico y muy caprichoso en el comer. Los mejores cocineros de la región trabajaban para él, forzando cada día su imaginación para satisfacer sus exigencias.
Harto ya de tiernos faisanes y pescados raros, un día llamó a su cocinero jefe y le dijo:
-Ahmed, voy a pedirte que me busques algún manjar que no haya probado nunca, porque mi apetito va decayendo. Si quieres seguir a mi servicio, tendrás que ingeniarte cómo hacerlo.
-Si me ingenio y logro sorprenderos, ¿qué me daréis?
Aquel gran glotón, repuso:
-La mano de mi bellísima hija.
Al día siguiente, el propio Ahmed sirvió al Emir en una bandeja de oro, el nuevo manjar. Parecían muslos de ave adornados con una artística guarnicíon.
Comió el Emir y gritó entusiasmado:
-¡Bravo, Ahmed! Esto es lo más exquisito que he comido nunca. ¿Puedes decirme qué es?
-El loro viejo que conservabais en su jaula de plata, señor.
-Tunante! Me has engañado. ¡No te casarás con mi hija!
El Gran Visir intervino en el pleito. Y puesto que el Emir había proclamado que el manjar era exquisito, sentenció a favor del cocinero, que fue dichosísimo con su hermosa princesa.
Fin
CODE LYOKO
VOY A PONER UN VIDEO DE CODE LYOKO SI TENEIS EL CANAL CLAN TVE PONEDLO A LAS 9:30 Y ECHAN ESTA MAGNIFICA SERIE OS VOY A DEJAR UN VIDEO Y DEVAJO PONDRE DE QUE TRATA LA SERIE YO ESTOY PICADO A LA SERIE ES MUY CHULA
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